viernes, 26 de agosto de 2011

Feria taurina de Casasimarro.- Las peñas lo mejor de la feria

Lamento que la mayoría de los que siguen este blog, no conozcan Casasimarro y mucho menos sus fiestas, por lo que al leer este post poco o nada les dirá el tema de hoy, pero no quería dejar pasar por alto el resumir en pocas palabras lo sucedido en los espectáculos taurinos de esta maravillosa localidad.
El Martes 23 a las 6 de la tarde se daba inicio con un encierro por las calles adyacentes a la plaza de Toros. Gran colorido de Peñas y Charangas, lleno total en el recorrido del mismo y un ambiente festivo que demostraba que el cambio de día y hora del encierro ha sido totalmente acertado, como no menos acertado ha sido el promocionar la creación de peñas por parte del Ayuntamiento.
Mucha carrocería para tan poco motor, o lo que es lo mismo un gran despliegue de alegría y juventud esperaban que el camión que transportaba los cinco becerros y las dos vacas, fueran subiendo las puertas de los cajones, para dar suelta una a una a las siete reses. Media hora aproximadamente fue lo que tardaron en subir a los corrales de la plaza de toros. Poco tiempo y menos emoción fue la decepción de esa cantidad de jóvenes y menos jóvenes que abarrotaban la tradicionalmente llamada calle de las escuelas. No dudo en ningún momento que los organizadores del mismo, lo hicieron con la mejor intención de que todo resultara bien, pero deben de tomar nota para el próximo año de alargar un poco más su duración y traer al menos un par de vacas con la edad y el trapio suficiente para que ese condimento de emoción y riesgo este presente, es la única forma de consolidar unos encierros en los que las peñas han sido los primeros en contribuir a que la tarde del 23 de Agosto, sea de obligada visita por todos los pueblos limítrofes a esta localidad. (Mi más sincera felicitación a todas las peñas).
Al día siguiente 24 de Agosto, festividad del patrón se celebró la ya tradicional novillada con seis erales de Herederos de Clemente Parra. Tarde para olvidar en todos los sentidos, no merece la pena contar lo sucedido en el plano artístico en esa bonita y añeja plaza de toros. La novillada fue totalmente deslucida, bien presentada pero sin a penas posibilidades ninguna para los tres chavales que hicieron el paseíllo. En realidad no es esto lo que me preocupa ya que estamos cansados de ver en ferias importantes anunciar corridas de toros con carteles llamativos y terminar en un aburrimiento total.
Lo que realmente es alarmante y debe ser motivo de reflexión y estudio por parte de la organización y del Ayuntamiento, es que en un pueblo que en estos días festivos seguramente pasará de los cinco mil habitantes, no llegara a las 300 entradas las que se vendieron.
Estamos de acuerdo que hay una crisis económica que esta tocando a cantidad de personas, estamos de acuerdo que la fiesta de los toros por unos u otros motivos no está en su mejor momento, estamos de acuerdo que las televisiones está restando mucho público en las plaza, pero creo que había que hacer un examen más completo para intentar averiguar y dar soluciones a ese preocupante descenso producido en los últimos años. La supresión de este festejo sería la ultima y más trágica de las soluciones. Hay un año por delante para analizar esta preocupante situación, Casasimarro debe mantener como mínimo sus festejos de siempre, eso sí, haciendo que sus aficionados participen de los mismos.
Se cerraba la feria con la becerrada local de costumbre; festejos en el que se combina novilleros de escuelas con aficionados locales. Esta tarde con lleno total como viene siendo habitual, en el que se da cita prácticamente la totalidad de la juventud, se volvió a lidiar reses de la misma ganadería del día anterior.
Estoy seguro que muy pocos de los espectadores allí presentes esta tarde, acostumbrados a ver esta becerrada otros años se podían imaginar ver una faena como la que realizó Francisco Ramos en el cuarto de la tarde, nadie sospechaba que entre esa mezcla de toreros noveles y aficionados locales se encontraba un torero de los pies a la cabeza.
Francisco Ramos vistió el traje de luces en cantidad de novillas picadas, luchó por llegar a lo más alto, no le faltó cualidades pero si le faltó el dinero que se necesita para ir cómodo a las ferias y las influencias en los despachos.
Bonita, elegante y torera esa faena a su novillo, volvió a recordar sus buenos tiempos y por unos momentos debió de soñar que aun podía ser; pero hoy tal vez cuando haya recordado su pasado, vuelva a ver la cruda e injusta realidad de la fiesta.
Actuaba también el novillero local José Miguel Rentero que una vez más dio muestra de ese valor seco y frío que atesora, recibió a su novillo con una larga cambiada, prueba inequívoca de que venía con unas ganas enorme de un triunfo grande, pero el novillo que le tocó en suerte frustró todas sus ilusiones, solo pudo mostrar sus voluntad y esa gran estocada echándose encime de los pitones.
En cuanto a los aficionados locales, una vez más hicieron disfrutar a los tendidos de la plaza, lamentando el accidente sufrido con una banderilla por Carlos Atienza y el desvanecimiento del Tiaco que afortunadamente solo quedaron en un susto.