domingo, 27 de marzo de 2011

Vestidos de ilusión y sueños.

Los que ya tienen una cierta edad recordarán allá por el año 1964 cuando los Hnos. Lozano, organizaron en la plaza de toros de Vista Alegre de Madrid, una serie de becerradas concursos llamadas La Oportunidad, allí se dieron cita la inmensa mayoría de aspirantes a toreros, donde después de torear unas becerras, los más destacados eran seleccionados para actuar en unas becerradas nocturnas, que además eran televisadas en directo por la única cadena de televisión existente en aquellos años, no haría falta recordar que de ahí salieron matadores de toros como Palomo Linares.
Eran años donde para ser torero había que recorrer muchos caminos con la sola compañía del sol y el polvo, buscando un pueblo donde se celebrara una capea, eran gente desesperada y romántica que con el hatillo al hombro su única meta era encontrar un pueblo en fiestas para robar algún muletazo a una vaca vieja o un toro resabiado.
Hoy en día con las escuelas taurinas, prácticamente ha quedado en el olvido los llamados maletillas y capeas. Hoy son las escuelas las que aparte de instruir a los chavales teóricamente la enseñanza del toreo, también les dan la oportunidad en las llamadas clases practicas de lidiar y matar para muchos su primer becerro en publico.
Actualmente la escuela de Albacete está desarrollando estas llamadas clases practicas. Ayer Sábado 26 de Marzo se celebró la primera de ellas, donde seis alumnos vestidos de ilusión y sueños dieron el paseíllo para lidiar becerros de Mari Carmen Camacho, algo flojitos, pero muy buenos en general. Una mañana soleada y primaveral que invitaba a sentarte en los tendidos de este histórico coso. Mi primera sorpresa fue cuando tratándose de “entrada libre” creo que no pasaría de 300 personas las que allí se dieron cita, lamentable la actitud de esa cantidad de aficionados que tiene Albacete y su provincia, que tan solo esperan la feria para la mayoría de las tardes presenciar espectáculos mucho mas aburridos y monótonos que los de estos chiquillos, que su lógica falta de técnica la suplen con las ganas y el corazón.
Ganas, voluntad y en muchas fases de las faenas toreria demostraron los seis que se anunciaron, incluso me atrevería a decir que cualquiera de ellos está preparado para actuar en festejos con becerros con más trapio.
Me van a perdonar el resto de compañeros actuantes, pero en honor a la verdad, tenia un especial interés en ver el debut de José Miguel Rentero de Casasimarro, no me decepcionó en ningún momento, cierto que como cualquier becerrista que se viste de corto la primera vez se le aprecia los lógicos defectos de la poca practica de estar ante la cara del toro, pero las principales cualidades que se le deben exigir a un chaval que empieza, como estarse quieto y clavar las zapatillas en la arena, demostró que ese problema lo tiene más que superado, muy torero los comienzos de algunas series de muletazos dandole distancia al becerro, poco común en el toreo de hoy en día.
Seria interesante poder volver a verlo pronto, pues el haber roto el hielo en este festejo seguro que le dará una confianza que le servirá para ratificar su ilusión y sus cualidades.
Cantidad de caras conocidas de su localidad las que se desplazaron el Sábado a Albacete para ver matar su primer becerro, lo que me confirma lo atractivo que resultaría montar un festejo en su pueblo, que José Miguel diera el paseíllo a la vera de El Castellano; si los dos no llenan la plaza, el año que viene que venga El Fandi.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Feria de Valencia.- Faltó el toro y sobraron orejas.

Llevo días meditando sobre comentar algo de la recién terminada feria de fallas, y sinceramente he estado dudando sobre si merecía la pena escribir de algo que después de nueve festejos solo ha servido para restar la poca afición que va quedando.
Hay que tener afición, valor y una enorme paciencia para aguantar nueve tardes en la plaza o cómodamente delante de la televisión, yo personalmente me estoy preguntando si realmente me gustan o no los toros, me cuesta muchísimo trabajo el ver completa una corrida, hago un enorme esfuerzo muchas tardes para luchar conmigo mismo y no perder la ilusión de algo que desde niño me cautivó y me fascinó.
Todavía recuerdo cuando con apenas 12 años mi padre me decía que tal día me llevaría a ver una corrida o novillada, era motivo suficiente para que desde ese día no pudiese conciliar el sueño; eso para mí era algo como de otro mundo, el mero hecho de ver un cartel de toros me causaba un enorme respeto; por eso yo me pregunto ¿que me está pasando?.
El problema no es lo que me está pasando a mi, el problema realmente es lo que está sucediendo a miles de aficionados que día tras día van pediendo la ilusión de seguir un espectáculo que ha perdido lo fundamental que es la emoción.
Una verdadera pena la inmensa mayoría de los toros que han saltado al coso de Valencia, sin casta, sin bravura, sin fuerza, sin emoción y algunos sin el trapio de una plaza de primera, los ganaderos están buscando un toro tan sumamente noble que están consiguiendo un toro aburrido que efectivamente sirve para que el torero esté cómodo a costa de ver una fiesta repetitiva y en la mayoría de los casos soporífica.
Solo la nobleza de algún toro que cuidándolo en el caballo sirvió para ver a un Juli que con su técnica seguirá arrollando esta temporada y a un Manzanares que con su estética figurará en todos los carteles de lujo de la temporada. El Cid y Perera abrieron la puerta grande con una dulce corrida de El Capea y con un benevolente presidente. Intolerables las orejas de Paquirri (antes Rivera Ordóñez) y El Fandi en la corrida del día 13, una plaza de primera no puede ni debe consentir esos regalos, va en contra del prestigio de la plaza y de la fiesta.
Muy torero y con mucho gusto Leandro en el que cerró plaza el día 15, le dio distancia, toreó con sentimiento y empaque, algo que lamentablemente no se ve a diario, no confundamos el pegar pases con gustarse toreando, atención a este torero que si está mal está mal, pero la tarde que le embista un toro, ese menú no está en todos los restaurantes.
Seria injusto no mencionar a ese “desconocido” Alberto Aguilar que con la única corrida torista de la feria, la de Adolfo Martín, demostró que es totalmente injusto que haya tenido que emigrar a las ferias de Francia por no tener hueco en las casi siempre ocupadas ferias españolas, se la jugó de verdad, toreó y con una cornada en la pierna entró a matar a un toro que muchos de los que habían pasado por esa feria no lo tienen en su casa ni en pintura. Creo que seria justo y razonable contar con este torero. También esa tarde estuvo más que digno Tomas Sánchez, un torero que la temporada pasada se vistió tan solo dos veces de luces, no se le puede pedir más, pero me temo que no son muchas las puertas que le va abrir esa oreja, entre otras razones porque la misma presidencia de la plaza a lo largo de la feria ha devaluado la importancia de los trofeos.
Del resto no me voy a extender, unas tardes por los toros y otras porque algunos no deberían haber estado anunciados, bastante soportamos con verlos como para ahora estar escribiendo. Poco más que contar de una feria que siguió la misma tónica con las que acabó la temporada anterior, donde el publico que va a ver a los toreros ciertas tardes disfruta, pero los aficionados que van a ver al toro y a los toreros, de seguir así, acabaran abandonado un espectáculo donde quieren cambiar nobleza por emoción.