Después de la tempestad viene la calma, después de ver el día anterior dos toros dulces del Ventorrillo que proporcionaron el éxito de El Juli, ayer llegaron los de Gavira para decirles al publico que no se hagan ilusiones, que esto está como está, que si algún día ven a un toro con 20 embestidas claras en la muleta es pura casualidad.
Una verdadera pena lo que envió Gavira a la Maestranza, con esto no se les puede culpar a los toreros de que se les fuera la tarde en blanco, pero si se les puede culpar de que ellos son los responsables del actual estado de las ganaderías, del que el vino tenga mas agua que vino; van buscando el toro domesticado y están encontrando el burro-toro; si alguien no pone remedio, ya lo hemos repetido muchas veces los propios profesionales serán los culpables de acabar con la fiesta; tiempo al tiempo.
El publico de Sevilla, donde hay cantidad de buenos aficionados, no es generalmente de los que se enfadan ni de los que protestan, viven su feria con alegría, esperan cualquier mínimo detalle para saborearlo y si hoy no ha podido ser, pues a tomar unas tapitas y a ver que pasa mañana; ayer tuvieron más que motivos para irse de la plaza maldiciendo todo, con ese desfile de mansos que fueron saliendo por los chiqueros.
Con plaza llena, hicieron el paseíllo Morante, Talavante y Luque, nada digno de resaltar, salvo algún destello de Morante y un quite de Luque, solamente el primero de Talavante se dejó algunas series, pero la espada emborronó el lucimiento del torero extremeño, en su segundo tuvo bastante con ir detrás del toro que huía en cada muletazo, pero siempre es mejor correr detrás del manso que delante del bravo.
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