martes, 22 de junio de 2010

Cambiar de canal

Esta tarde voy hacer un pequeño paréntesis en los mundiales de futbol, después de ver anoche a España ganar a Honduras, y devolver de nuevo las ilusiones a millones de españoles; ilusiones que esperemos duren como mínimo hasta las semifinales, ya que una selección que viene de ser campeona de Europa, no puede venirse ya para España como nuestros vecinos los franceses. Pero ya que Francia nos está superando en toros, no en cantidad de festejos pero si en la seriedad del toro, es lógico que al menos nosotros los superemos en futbol; vamos a repartir como buenos hermanos.
El Domingo cuando estaba esperando que llegase la hora del partido de la tarde y cambiando de canales en la tele haber si encontraba algo con lo que distraerme, cosa nada fácil de lograr a no ser que te gusten las chorradas de los programas de corazón, me encuentro en un canal que estaban televisando la corrida de Alicante, en la que tomaba la alternativa Alejandro Espla de manos de su padre Luis Francisco Espla y como testigo Morante, los 6 enormes y soberbios toros 6 pertenecían a la muy temida divisa de Juan Pedro Domecq.
Sinceramente no daba crédito a lo que estaba viendo, afortunadamente me acompañaba mi mujer, para sacarme de dudas de que no me pasaba nada en la vista que efectivamente era cierto lo que estaba presenciando; era el primer toro de la tarde, lógicamente el de la alternativa, me acordé una vez más de esa gente que está en contra de la fiesta, y pensé . . . .a ver quien les dice que no llevan razón. . . ., Una verdadera vergüenza, una verdadera pena y una verdadera puñalada a la fiesta.
Un toro que ni en el más perdido de los pueblos, te imaginas te lo puedes encontrar, no tenia trapío ni para una novillada de plaza de tercera, el animal a duras penas se tenia de pie, de los pitones no vamos a hablar y mucho menos de casta ni de bravura, bastante hizo el animalillo con tenerse de pie toda la lidia; con eso tomó la alternativa el hijo de una figura del toreo, pero lo peor no fue eso; lo peor es que el publico ovacionó al torero, le pidieron la oreja y mucho peor todavía el presidente la concedió.
Sabemos que Alicante no es Madrid, ni Pamplona; pero es una plaza de segunda, de capital de provincia, debe haber un mínimo de dignidad y un mínimo de respeto, si es que algo de esto queda todavía en los toros.
Del resto de la corrida no os puedo contar nada, ya que al matar este primer soberbio y astifino ejemplar de Domecq, cambié de canal a ver si encontraba a Belén Esteban en algún programa.

1 comentario:

  1. Mas razon que un santo. Nos engañan como a chinos y seguimos dejandonos engañar.

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