lunes, 9 de mayo de 2011

Feria de Sevilla.- Los triunfos de El Juli y Manzanares, tapan la mayoría de las tardes la falta del toro.

Ha acabado la feria de Sevilla y solo se habla de El Juli y Manzanares, cierto y nadie les va a quitar merito al triunfo obtenido por los dos. El Juli un torero inteligente, con ganas, ambición y mucha técnica, Manzanares con empaque, gusto y torería, ambos consiguieron abrir la puerta del príncipe, indudablemente los dos salen lanzados de esta feria, sobre todo el alicantino después de indultar un toro de Núñez del Cuvillo, suben en cotización porque los contratos ya los tenían asegurados antes de su presencia en la capital Sevillana.
¿Pero y del resto de festejos de este largo ciclo?, si exceptuamos el sentimiento y el pellizco del gitano Oliva Soto y las ganas, el valor y la novedad de Esaú Fernández, ¿Qué se puede contar del resto. . . .? Lo que se viene denunciado diariamente, tarde tras tarde aguantando y soportando toros sin fuerza, sin raza y sin casta, muchos impresentables para una plaza de primera. Muy nobles en la mayoría de los casos, pero eso ni sirve para el torero ni mucho menos para el público, pero esto no es solo lo lamentable, lo verdaderamente preocupante es que mucha de la prensa “especializada” que deberían defenderla, tapan los fracasos ganaderos o lo que es lo mismo los fracasos de la fiesta con los triunfos antes mencionados de El Juli y Manzanares.
Ni debemos engañarnos ni dejarnos engañar una vez más ha fallado lo principal de este espectáculo. Están queriendo hacer un toro tan sumamente noble, que moleste lo menos posible al torero, que han descafeinando la sangre brava.
Los abonos de las ferias están bajando (las entradas a los campos de futbol no); cierto que la crisis no favorece; pero un espectáculo basado en la emoción, cuando esta desaparece, todo se queda en nada, por mucho que algunas cadenas de televisión y radio o cierta prensa se empeñen en hacernos ver lo contrario de la realidad.
Nadie quiere tomar cartas en el asunto y mucho menos ahora que el triunfo de Manzanares ha servido para desviar la atención de la cantidad de impresentables toros que han saltado al ruedo de la Maestranza.
Mañana empieza Madrid, pero mucho me temo que la epidemia ganadera está bastante extendida y a excepción de un puñado de ganaderos que todavía crían el toro pensando en el aficionado, a buen seguro que muchas tardes escucharemos al público de Madrid gritar al palco pidiendo TOROS, TOROS, TOROS.

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