Llevo varios días meditando, al menos temporalmente dejar el blog, son varias las razones que me hacen tomar esta determinación, la principal la perdida de ilusión por esta fiesta que para mí ha perdido todo su sentido, ya estoy cansado de escribir y vosotros de leer que salvo muy raras excepciones los ganaderos están criando un toro mirando a las figuras, importándoles nada el aficionado, un toro sin trapío, sin casta, sin bravura que moleste lo mínimo al torero, la mayoría de las veces con sospechas de manipulación de pitones. Le han quitado lo principal, la emoción, me es insoportable aguantar una corrida de toros por muy bonito y muy bien que compongan la figura los que se ponen delante.
No se puede luchar contra esa unión que hay entre empresarios, ganaderos, toreros y en muchas ocasiones con el visto bueno de la autoridad, y porque no decirlo arropados por ese gran sector del público que les da igual lo que salga por los toriles y con sus aplausos son cómplices de los atracos que diariamente se ven en las plazas de toros.
Acaba de terminar la feria de Albacete, considerada como una de las principales ferias de España, ocho corridas de toros y dos novilladas, independientemente de la de rejones, con la presencia de la mayoría de los que están anunciados en todas las ferias importantes. Pues bien, exceptuando la novillada que cerraba feria con novillos de Hnos. Martínez Pedrés; una novillada magníficamente bien presentada, novillos con casta y bravura al último se le debió de premiar con la vuelta al ruedo, por su presencia, comportamiento y como premio a toda la novillada. Una vuelta al ruedo que hubiese sido mucho más merecida que las puertas grandes que ha habido a lo largo de la feria. El resto del ciclo en cuanto a ganado se refiere, para olvidar, a excepción de casos muy aislados. Muy bien presentada la corrida que abrió feria de Martelilla, pero solo la presentación, claro que en ese cartel no iba ninguna figura.
Salvo algún toro de Cebada Gago, el resto solo un puyazo y algunos como los de Juan Pedro Domecq a penas fueron tocados en el caballo, y esto no es lo peor, lo triste y lamentable es la ovación que recibieron ciertos picadores por parte de un sector del público por no haber picado los toros, con perdón por la expresión, esto sí que es para mear y no echar gota, te roban y encima das las gracias.
Un alto porcentaje de los toros que han saltado al coso albaceteño, han aguantado la lidia a base de cuidarlos en el caballo, en los capotes y en la muleta. Ante este panorama, me pregunto qué futuro tiene el aficionado, que no sea abandonar esta fiesta.
Claro y rotundo triunfador de la feria, como ya estaréis todos enterados, José María Manzanares al cortarle cuatro orejas el día 16 a la corrida por llamarle de alguna forma de Juan Pedro Domecq. José María Manzanares toreó con empaque, temple, técnica y gusto, pero ante una “novillada” que nunca debió pisar el ruedo de la capital manchega. Esta tarde todas las ovaciones fueron para Manzanares e insisto parte del público a los picadores por no picar los toros.
David Mora dejó constancia ante la corrida de Cebada Gago de porqué está siendo una de las novedades importantes de esta temporada. Sergio Serrano le cortó dos orejas a la bien presentada pero floja corrida de Martelilla a base de raza, valor y querer salir del pozo donde se encuentra, lo que le valió la sustitución del día 14 con la mansa corrida del Puerto de San Lorenzo, donde nada nuevo pudo demostrar. El Juli con su indiscutible técnica y conocimiento de los toros, abrió la puerta grande con la anovillada corrida de Zalduendo. Puerta grande también el día 9 para Cesar Jiménez una puerta grande un poco exagerada, pese a haber toreado con cierta belleza al mejor lote de esa tarde. Sin pena ni gloria el resto de acartelados en una feria que no va a quedar para el recuerdo, que sigue bajando por la presentación, comportamiento del ganado y la poca seriedad a la hora de conceder trofeos, ya son muy pocos los periódicos de tirada nacional que se hacen eco de esta feria. Esto es para estudiarlo detenidamente.
Leia hace unos días en el Pueblo de Albacete, donde escribe un joven periodista de toros de los que cuentan la verdad y denuncia los fraudes de esta fiesta, llamado Alejandro Martínez Lorenzo, (aprovecho para felicitarlo por los comentarios que ha hecho cada noche en la cadena de televisión de Albacete, Visionseis, y sus artículos en el mencionado periódico El Pueblo de Albacete) que un día estando en Las Ventas, oyó a un aficionado decir “los toros tienen que dar miedo, no pena” creo que esta frase aclara perfectamente lo que es y lo que debería ser esta fiesta.
Que nadie dude que mi afición a los toros desde mi infancia, me hace respetar profundamente a todo el que se viste de luces, entiendo el peligro de esta profesión, pero precisamente la emoción y el riesgo es lo que la engrandece, y esto solo lo da el toro integro, con trapio, casta y bravura.