Sabado 2 Octubre 2010
Toros de Torrealta
Juan Mora; Curro Diaz y Morenito de Aranda
Como ya comentaba en mi ultimo post, el Domingo pasado El Castellano me hizo que me desplazara hasta El Picazo para ver el vergonzoso espectáculo que allí se celebraba, por culpa de unos inválidos becerros que jamás debieron de salir de la ganadería, pero gente sin escrúpulos no le importa cargar en el camión lo que sea con tal de que los gastos sean mínimos y los ingresos lo mas elevados posibles.
Ese mismo día en Madrid daban el paseíllo tres toreros que ninguno está ahora mismo en figura, pero de los que en cualquier momento te pueden hacer recobrar la afición que otros te están quitando; Juan Mora, Curro Díaz y Morenito de Aranda, este festejo era televisado por Vía Digital, pero insisto que ver a un chaval que está empezando que atesora unas maneras buenísimas y la amistad que me une con su familia, me hizo que no viese en directo el festejo de la primera plaza del mundo.
Cuando llegue a casa y puesto que esta cadena de televisión por la noche vuelve a poner el festejo celebrado por la tarde, sacrifiqué ver esos “extraordinarios” programas del corazón donde nos cuentan las veces que unos se acuestan con otras y los cuernos que unos le ponen a otros y dedique esas dos horas a ver torear como no había visto en toda la temporada.
No vamos a entrar en detalles si las cinco orejas que cortaron fuesen excesivas o no, ni si la estocada de Morenito de Aranda al sexto fue un bajonazo feísimo, cuando se ve torear tan despacio, con la cintura, con el pecho y con el alma , con toreria con gusto con empaque, la emoción y el placer llegan a limites incomparables.
El Domingo en la catedral del toreo una vez más se pudo comprobar que no es lo mismo pegar pases que torear, que no es lo mismo un escultor que un cantero, aunque el cantero toree 60 festejos y el escultor 10, que no es necesario dar sesenta muletazos para cortar una oreja, Juan Mora en su primero no pasaría de los 15 o 20 y fueron suficientes para llenar Las Ventas de un aroma y un sabor que a lo largo de la temporada no se había vivido en esta plaza, lo de menos es el premio de las dos orejas, que más da un trofeo, dos, que ninguno, cuando ves torear con esa lentitud y ese embrujo.
La tarde la había hechizado Juan Mora, pero sus compañeros de terna tanto Curro Díaz como Morenito de Aranda que también están tocados con esa barita mágica, añadieron un perfume que tardará en evaporarse.
Morenito de Aranda en el que cerraba plaza, malogró con la espada los naturales más bellos y lentos de la tarde, pero la afición de Madrid estaba viviendo un sueño y en los sueños se perdona todo.
No seré yo quien no respete a todo aquel que se viste de luces, pero pongamos las cosas en su sitio; cuando ves torear así, ¿Quién aguanta a esos obreros del toreo. . .? Con unos sueñas y con otros te duermes.
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