martes, 20 de abril de 2010

Feria de Sevilla.- EL SOL NO SALIO PARA TODOS

18 Abril.- Toros de Moisés Fraile y El Pilar; El Cid, Castella y Manzanares
Empieza a salir el sol en Sevilla, la feria va cogiendo colorido y alegría, todo está a punto para la semana de farolillos, y se respira ambiente de fiesta; pero hay algunas ocasiones que el sol no quiere salir para todo el mundo, como por ejemplo le pasa a El Cid que está metido en una sombra de la que parece no le va a ser fácil salir, según hemos visto en su primera comparecencia en la Maestranza.
No hay que quitarle su merito a El Cid, un torero con una gran mano izquierda, que sabe lo que es triunfar con ganaderías dulces y las llamadas duras, un torero que ha triunfado en las primeras plazas, pero que ahora mismo no acaba de encontrar ese sitio que ha tenido.
En su primera tarde en Sevilla con el primero de su lote “anovillado” y que huía constantemente, pocas opciones le dio, fue en su segundo, un toro con más presencia donde demostró haber perdido ese sitio y ese temple que tuvo, lo que le hizo que fuese el toro el que mandase en toda la faena, la Maestranza como castigo aplaudió al toro y le pito a él.
Para Castella sigue saliendo el sol, es un torero que si no triunfa tampoco tiene fracasos estrepitosos por lo que el público siempre lo espera, con su primero con muy poco trapío para esta feria y demasiado soso, lo templó en la muleta, pero al faltar la emoción del toro todo quedó en nada, fue en su segundo un toro bravo en el caballo y noble en la muleta donde Castella llegó más al publico. Cortó una oreja sin fuerza, habrá que verlo la próxima tarde.
Para el que si sale el sol en Sevilla y con muchos grados de temperatura es para Manzanares, Sevilla es su plaza y Manzanares de los toreros preferidos por los sevillanos. Sevilla siempre ha sido y es amante de los toreros con gusto, con empaque, con torería y Manzanares tiene ese corte, por eso aún siendo Alicantino lo tienen considerado como hijo de Sevilla. En su primero comenzó con la muleta retrasada y con la izquierda de uno en uno terminando la faena con unas series de derechazos de buenísimo gusto, intercalando dos cambios de mano de pura belleza, la espada le privó lo que podía haber sido una oreja, más de los mismo en su segundo con series buenas por el derecho, por el izquierdo le hizo hilo y lo desarmó, pero su torería y esa belleza de cambio de mano enloqueció al público, que otra vez de no haber sido por la espada hubiese estado muy cerca de la Puerta del Príncipe.

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