miércoles, 17 de marzo de 2010

El Juli derrotó a Ponce con una corrida indigna para Valencia.

Cuando dos personas se dedican al mismo negocio en cualquier ámbito de la vida, no es fácil saber cual de ellos está más capacitado para vender mejor su producto y conseguir mejores éxitos, lo normal sería que los dos acabasen teniendo el mismo resultado de su balance a no ser que la mercancía de uno sea de peor calidad; en este caso es donde demostrará si efectivamente es un buen profesional, con productos malos, obtener resultados buenos.
Algo parecido es lo que vimos ayer en el 6º festejo de fallas, en el que se conmemoraba los 20 años como matador de toros de Enrique Ponce, que lidio un encierro de Zalduendo mano a mano con El Juli; la corrida como era de esperar muy justita de presencia para una plaza de primera, aunque si esto fuera como la liga de futbol, Valencia estaría en puestos de descenso a segunda como estamos observando a lo largo de la feria.
Los de Zalduendo además de justo de presencia tuvieron nobleza y colaboraron con embestidas claras e inocentonas, (a excepción del 5º) muy buenos para los toreros y menos buenos para los aficionados por su falta de emoción, transmisión y trapío.
Con ese material, la experiencia de sus lidiadores y la colaboración de ese público festivo que suele acudir al coso de la calle de Játiva, no nos sorprende que El Juli abriese otra tarde más la puerta grande con cuatro orejas, a base de inteligencia, técnica y en algunas fases un toreo ventajista, con la espada estuvo soberbio.
Pero lo verdaderamente importante, y a tener en cuenta, ocurrió en el 5º de la tarde un toro con un peligro enorme por el pitón derecho, que iba andando y buscando siempre al torero; la mayoría de los toreros se hubiesen limitado a coger la muleta y quitárselo de en medio y aquí es donde Ponce, quiso vender cara su derrota en este mano a mano; después de intentarlo con la muleta por el peligroso pitón derecho, consiguió unas buenas tandas de naturales por el izquierdo, que también tenia lo suyo; para finalmente emborronar todo con la espada.
El resultado fue de 4 orejas para El Juli y 1 para Ponce, pero la mercancía que tuvo que vender Ponce era de muchísima peor calidad que la que vendió El Juli; aunque ninguno de los productos que se vendieron ayer debían haber llegado a la plaza de Valencia.

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